Entradas

Universo Sucedió sin darnos cuenta, estábamos conversando, se oyó un estruendo, ella agrandó los ojos ¿Qué pasa? ¡No sé! Detrás de la ventana el paisaje había desaparecido:  los árboles, la calle... Intentamos salir. Nada. La puerta no abría, ni las ventanas, ni… El cabello cereza de mi mujer se iba volviendo blanco y su piel chocolate, agrietada. ¿El coche? ¿Dónde está el coche? Poco a poco, desaparecieron los muebles, las fotos, el tiempo, ella… Un día, me lancé al infinito y allí, reconocí el cabello cereza de Mayra. Nos abrazamos.  Edel-Mari Pérez
 Doña Flor Aunque la reunión es para planear los almuerzos semanales para la gente necesitada del barrio, doña Flor toma la palabra; le urge hablar, necesita desahogarse. Tuvo cáncer.   Son ocho las mujeres presentes en el salón comunal; ahí coordinan el menú y se reparten las tareas. Yo me encuentro de observadora casual en la reunión, esperando que aparezca el cura para otros menesteres, ellas me hacen partícipe como si fuera una más, me uno con la discreción de quien se sabe intrusa.  A una le toca conseguir huevos en la granja de la comunidad, a la otra, acercarse al abastecedor de doña Julia a pedirle el arroz y los frijoles, lo básico para una comida que sustente. Se reparten las tareas, cocinar, preparar las porciones y luego salir repartir.  Ya tienen las rutas establecidas, aunque últimamente se quedan cortas porque cada vez se multiplican los necesitados.  Sentada estratégicamente en el mero centro y con voz ronca, doña Flor expresa su testimonio. Todas saben que no va a solt

Doña Flor / Ileana Piszk

Imagen

Universo

  Universo Sucedió sin darnos cuenta, estábamos conversando, se oyó un estruendo, ella agrandó los ojos ¿Qué pasa? ¡No sé! Detrás de la ventana el paisaje había desaparecido:   los árboles, la calle... Intentamos salir. Nada. La puerta no abría, ni las ventanas, ni… El cabello cereza de mi mujer se iba volviendo blanco y su piel chocolate, agrietada. ¿El coche? ¿Dónde está el coche? Poco a poco, desaparecieron los muebles, las fotos, el tiempo, ella… Un día, me lancé al infinito y allí, reconocí el cabello cereza de Mayra. Nos abrazamos.
 CHEPITA.   CAPITULO 1 -ALO? - HOLA MAMA COMO AMANECISTE? -BIEN MIJITA USTEDES QUE TAL? -DIAY ME ACABA DE LLAMAR LORENA LA NAYOR LA PARA DECIRME QUE FALLECIO CHEPITA. ME PIDIO QUE LE AYUDARA A ESCRIBIR UNA ESQUELA PARA PONER EN EL PERIODICO DE CARTAGO.   VOS TE ACORDAS EL APELLIDO DE EDUARDO, EL ESPOSO? -SI, CASASOLA -QUE DOLOR MIJITA!  LA ULTIMA VEZ QUE ESTUVE EN TARAS TOMAMOS CAFÉ CON LAS  TORTILLAS DE DOÑA RAFAELA Y  CONVERSAMOS DE LO MAS LINDO.  ERA UNA MUJER ESPECIAL JOSEFA HERNANDEZ, -CHEPITA- COMO LA CONOCIAMOS  TODOS LLEGO A MI CASA CUANDO TENDRIA UNOS QUINCE AÑOS.   ME INCOMODA DECIR QUE LLEGO DE EMPLEADA DOMESTICA-AUNQUE EN REALIDAD ESE  ERA SU OFICIO-PORQUE AL FINAL SE CONVIRTIO EN MAS QUE UNA EMPLEADA, EN PARTE DE LA FAMILIA ERA DE CONTEXTURA REDONDEADA, BAJITA Y MUY BLANCA. SIEMPRE LE ECHABAMOS BROMA DICIENDOLE QUE SEGURO ELLA ERA HIJA DE ALGUN POLACO QUE ANDUVO VENDIENDO A PAGOS POR TARAS,  PORQUE SUS HERMANOS ERAN TODOS MORENOS, Y MAS ALTOS PERO ESTOY SEGURA DE  QUE RAFA

ENSAYANDO

 Aprendiendo a bloguear
  Universo Sucedió sin darnos cuenta. Estábamos   conversando. Se oyó un estruendo. Ella agrandó los ojos ¿Qué pasa? ¡No sé! Detrás de la ventana el paisaje iba desapareciendo:   los árboles, la calle... Intentamos salir. Nada. La puerta no abría, ni las ventanas, ni… El cabello cereza de mi mujer se iba volviendo blanco y su piel chocolate, agrietada. ¿El coche? ¿Dónde está el coche? Me acordé de mi padre aquel 2009, de mi hermano, del reloj de aquella navidad... Poco a poco, pasaron los años y fueron desapareciendo los muebles, las fotos, el tiempo, Ella… Un día, me lancé al infinito y allí, el cabello blanco de mi mujer se volvió cereza. Nos abrazamos. Edel-Mari Pérez