EL CORDERITO DE BETSABÉ (v 2)

Agosto 28 2024.                                                            Juan M Román


-- Nuria, prima querida a quien venero como a una hermana de carne. Gracias por acudir a mi llamado. No sabes cuánto necesito tu ayuda.

-- Querida Betsabé, no debes agradecer nada pues siempre estaré a tu lado, como cuando éramos niñas. Pero dime, ¿que te acongoja? Veo por tus ojeras que has llorado. ¿Acaso tu marido te ha maltratado?

-- No. Urías no me ha maltratado pero si es por él que estoy sufriendo.

-- No entiendo querida, pero me hubiera sorprendido pues Urías tiene fama de ser un alma noble.

-- Y lo es.

-- Pero, ¿entonces?

-- Es una historia un poco larga. ¿Te acuerdas Nuria, cuando el rey David visitó nuestra pequeña ciudad? Las autoridades locales le dieron un gran banquete de bienvenida. A nosotros nos invitaron también, aunque Urías no tiene el rango suficiente para acceder a esos círculos. 

-- No digas eso Betsabé. Tu esposo Urías puede ser muy joven, pero ha acumulado muchos méritos.

-- Tienes razón. Pues bien, estábamos Urías y yo en una de las mesas mas distantes de la mesa principal cuando vino a nosotros uno de los ministros del Rey.

-- Que sorpresa. Y ¿que quería el ministro?

-- Quería que yo ¡me sentara en la mesa principal con ellos!

-- ¡Que gran honor! Seguramente era un reconocimiento al valor y a la lealtad de Urías.

-- Pues, no exactamente. El Rey David quería que solo yo me juntara con ellos en la mesa principal.

-- Bueno, sigue siendo un homenaje, esta vez a tu belleza que nadie disputa.

-- Puede ser. Pero resulta que durante la cena el Rey David solo tuvo ojos para mi. Me decía que yo era como uno de los corderitos que él apacentaba cuando era pastor.

-- Chica, ¡que suerte la tuya! El Rey David, nada menos.

-- Me miraba y me envolvía en su magnetismo seductor y yo no sabía como resistir y yo...

-- El Rey es indudablemente un hombre muy apuesto. No necesitas darme mas detalles...

-- Si pero, es que hay mas... Me siento tan vil conmigo misma...

-- Entiendo lo que te pasa. Pero no te preocupes querida, tú no eres la primera ni serás la última. Cuando al Rey le pase su capricho, te olvidará y todo volverá a ser como antes. Me imagino que te habrá ofrecido muchos regalos, joyas, etc.

-- ¿Cómo lo sabes? Si, es cierto. Me dijo que me daría un regalo muy especial. Y eso es precisamente lo que mas me tiene acongojada...

-- Betsabé Chica, pues estás mas misteriosa que nunca. ¿Estás acongojada porque te anuncian un regalo?

-- ¿Me prometes no contarle a nadie? Especialmente a tu marido Natan que, me perdonas, pero es muy chismoso.

-- Natan trabaja como profeta y ese es su oficio. Pero dime, ¿cuál es el regalo que te va a hacer el Rey David?

-- Me dijo que él haría que ascendieran a Urías ¡al rango de Capitan!

-- Y, ¿estas llorando por eso? Como te dije, todos reconocen la valentía y la lealtad de Urías. Será sin duda uno de los capitanes mas jóvenes del ejército pero eso es precisamente reconocer sus méritos y su capacidad.

-- Nuria, no entiendes nada. ¡Es que lo acaban de mandar al frente en la frontera con Egipto!

-- Bueno, querida Betsabé, me imagino que eso es lo que hacen los capitanes, no?

-- Nuria, Nuria. ¿Es que no oyes las noticias? Ese frente de guerra es una máquina moledora de carne. ¡Nadie regresa vivo de allá! Mi pobre Urías no volverá nunca, ¡nunca! Y todo por mi culpa...

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