“¡Devastador! Tsunami en Chile…” (El Mercurio, 27 de febrero 2010) En el mar Jorge Rivera Lo tuve todo en mis manos. Las ilusiones, los sueños. La paz. La sensación de triunfo. Fue en el mar, cuando el horizonte se me escurrió entre los pliegues de mi piel. Se metió dentro de mí. Me invadió. Ya las olas levantiscas no estorbarían más la contemplación de la infinita línea. Ni los peñascos impedirían que el atardecer incendiara las nubes y las frustraciones. Las gaviotas proseguirían sin final sus vuelos, ora plácidos, ora atrevidos. ¡Me había transformado en un cormorán, engullendo peces y felicidad! Lo tuve todo en mis manos. Con el horizonte dentro de mí, no cabía un pensamiento oscuro. Los tropezones de la vida, simples corcoveos de mi barca en un mar embravecido. Sin marcha atrás. Apenas, de cuando en vez, un abrir de senda nueva para capear cualquier tormenta. De cuando en vez, porque, en verdad, casi siempre la brisa era apacible. Las cosas diarias de la vida fluían
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