La Garúa, 16 de octubre de 2024 Edel-Mari Pérez Título: Ampollas y cicatrices Ampollas y cicatrices No se quiere ver en el espejo, le teme a lo que pueda encontrar. Se mira las ampollas de los pies y de las manos. Su cuerpo es como un mapa de cicatrices y charcos. Toma la camisa de mangas hasta las muñecas, los botines de su abuelo y, hoy, la gorra, los lentes y los guantes. Quiere esconder la alergia. Avanza hacia la puerta, abre y cierra los ojos, abre y cierra la esperanza. Se humedece los labios. El sol lo deslumbra. Sus párpados trepidan como aleteos de colibríes. No importa. Este lunes, abrigará optimismo.
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La locura elevada a su máxima expresión Por Edel-Mari Pérez Aparicio Me pregunto que pensaría, Eduardo Galeano, si de pronto alguien se personara ante sus cenizas : ¡aló, aló, aló…! ; y lo despertara implorándole volver a la tierra con el encargo de reescribir su libro “Patas arriba, la escuela del mundo al revés”, donde la nueva versión incluyera la derecha en la izquierda, la espalda en el ombligo, la cabeza en los pies…, y se le pidiera a Santa Rita, patrona de los imposibles, un IMPOSIBLE; es decir, que los locos dejaran de gobernar, los cuerdos salieran de su letargo, las motosierras quedaran engavetadas, y los valores que, alguna vez, gobernaron el mundo o, más bien, algunos mundos, volvieran a florecer. Un mundo de unidad, empatía, respeto y diversidad, donde las palabras “guerra, deportación, muro…” NO existieran, y la vida humana valiese por “humana”, NO por poder, dinero o avaricia. Aquí, creo, es donde intervendría la galeana langosta, antes de ser cocina...
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